Probablemente el nombre de Jennifer Mayani no le diga nada. Aunque para 1.100 millones de indios está empezando a ser familiar, puesto que es una estrella emergente de Bollywood, su industria del cine. Pero lo llamativo del asunto es que ella es chilena.
No es precisamente una estrella, ni mucho menos una actriz talentosa, sólo es una modelo llamativa, que incluso su voz debe ser doblada, ya que no habla ni una palabra de hindi, el idioma más común del país. Mayani, es hija de padres indios que emigraron a Punta Arenas en los años 70. Según cuenta su familia decidió que era hora de que se casara y la enviaron a India a buscar marido. Pero en vez de conseguir una pareja terminó por encontrar trabajo como modelo para luego pasar a la industria del cine.
Bollywood es la mayor industria de cine del mundo, produce cerca de 1000 películas al año, en contraste a las cerca de 600 que se hace en Estados Unidos o las 10 que con suerte se hacen en Chile. Pero claro esta que por su duración, pues lo normal es que sean de 5 o 6 horas de metraje; por sus temáticas, casi siempre verdaderas teleseries, o por su gusto por los números cantados y bailados, hacen que no sean del gusto masivo y les sea difícil exportarlas.
No es precisamente una estrella, ni mucho menos una actriz talentosa, sólo es una modelo llamativa, que incluso su voz debe ser doblada, ya que no habla ni una palabra de hindi, el idioma más común del país. Mayani, es hija de padres indios que emigraron a Punta Arenas en los años 70. Según cuenta su familia decidió que era hora de que se casara y la enviaron a India a buscar marido. Pero en vez de conseguir una pareja terminó por encontrar trabajo como modelo para luego pasar a la industria del cine.
Bollywood es la mayor industria de cine del mundo, produce cerca de 1000 películas al año, en contraste a las cerca de 600 que se hace en Estados Unidos o las 10 que con suerte se hacen en Chile. Pero claro esta que por su duración, pues lo normal es que sean de 5 o 6 horas de metraje; por sus temáticas, casi siempre verdaderas teleseries, o por su gusto por los números cantados y bailados, hacen que no sean del gusto masivo y les sea difícil exportarlas.
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